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sábado, 12 de enero de 2008

La soledad de Mary Kate

El actual Letrista de Hamelín, antes conocido como Aluajal, nos aportó minutos después la soledad en la que May Kate queda, y los pensamientos que fluyen por su cabeza vertiginosamente...

Mary Kate no soportaba más aquella vida. Ella, que había sido Miss Pensacola a los dieciséis años, fingiendo que tenía dieciocho.
Recordaba aquel día como si fuera ayer mismo.
Su madre la despertó antes que a los demás miembros de la familia, y cuando pudo abrir los ojos la sorprendió llorando a su lado agarrándole la mano con una fuerza que indicaba procupación.
Años más tarde deseó no haber efectuado la pregunta que le hizo a su madre mientras se incorporaba: ¿Qué te pasa mamá?.
Las lágrimas, aquellas lágrimas que tanto detestaba en el rostro de su madre, habían vuelto como portadoras de malas noticias.
"¡Tu padre se ha marchado Mary Kate!, ¡ se ha ido para siempre!. "
No admitió más quejas, se incorporó en un instante, y decidió que nunca más un hombre la dañaria hasta el punto de hacerla llorar. Su rostro, hasta hacía unos instantes, dulce y angelical, se tornó duro, y su mirada parecía ya la de una mujer que venía de vuelta de muchas cosas.
Tras ganar el concurso de Miss Pensacola, conoció a muchos hombres, demasiados quizá, y todos terminaron destrozados por la inagotable sed de venganza que Mary Kate matenía con todo lo que movía con voz de hombre.
Cuando apareció Maldito John, todo cambió. No podía comprender como había desperdiciado los últimos años en esa cruzada sin sentido. A los dos meses estaban casados y a los cinco años de casados ya tenía tres hijos.
Tardó todo ese tiempo en darse cuenta de que Maldito John era la viva imagen de su padre. Pero ya no lloró, ya no deseaba vengarse de más hombres.
Simplemente, tumbada en su cama, repasó mentalmente los dos últimos años de su vida, y mientras escuchaba a su marido beberse la enésima copa de Old Rip Van Winkle, cerró los ojos y deseó volver a ese día, diez minutos antes de que su madre la despertara.
Y no sonaba nada en la radio, eran las dos de la mañana y los niños dormían.

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